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Rotura fibrilar

Rotura fibrilar. Tipos, causas y tratamiento

Rotura de fibras, rotura fibrilar o rotura muscular, todas ellas se refieren a una falta de continuidad del vientre muscular por una rotura de alguna de las fibras que lo componen.

Es una lesión que suele darse con frecuencia en la práctica deportiva, ya que es donde se dan mayor número de situaciones en las que la musculatura debe trabajar a su máximo nivel.

Grados de rotura fibrilar

Grado 0

Pequeño daño estructural donde se puede apreciar leve edema pero no hematoma. Son conocidas como DOMS o agujetas. No necesitan tratamiento y la recuperación se completa en 1-3 días.

Grado 1

Se produce una pequeña rotura con leve hematoma. Son conocidas como microrroturas. El tiempo estimado de recuperación es de 1 a 2 semanas.

Grado 2

Rotura de fibras de mayor tamaño que se acompaña de hematoma e impotencia funcional momentos después de haberse producido la lesión. Suele recuperarse entre la 3ª y la 4ª semana.

Grado 3

Rotura completa del vientre muscular. El tiempo aproximado de curación suele ser de 6 a 8 semanas.

Causas

Las causas que pueden provocar una rotura fibrilar son las siguientes:

  • Superación de la carga a la que está adaptado el músculo: en personas que practican deporte sin una buena preparación física.
  • Traumatismos: golpes a alta velocidad o fuerza en el vientre muscular pueden provocar roturas.
  • Estiramientos más allá del rango tolerado: estirar o realizar gestos deportivos por encima de la capacidad de elongación del músculo puede provocar que este sufra y se rompa.
  • Mala nutrición: la falta de micronutrientes puede ser un factor de riesgo para este tipo de lesiones.
  • Déficit de hidratación: para una contracción correcta el músculo debe estar hidratado. Es muy importante que antes, durante y después del deporte se consuma agua.
  • Diabetes: por factores metabólicos.

Tratamiento de la rotura fibrilar

Es de vital importancia llevar a cabo un correcto tratamiento para evitar recaídas o recidivas en un futuro. Deberá ser siempre individualizado y enfocado a un objetivo en función del grado de rotura. Algunas de las directrices son las siguientes:

  1. En caso de hematoma y edema notable, será recomendable drenaje linfático para disminuirlos.
  2. Mantener reposo activo durante los 3 primeros días, donde no se lleven a cabo contracciones máximas del músculo lesionado.
  3. Relajación de la musculatura cercana.
  4. Seguir una progresión en las contracciones de la musculatura afectada. Se comienza con isométricos y se avanza hasta los rangos de movimiento máximos.
  5. Estiramientos en fases intermedias del tratamiento.
  6. Entrenamiento de diferentes gestos deportivos.
  7. Vuelta a la actividad deportiva.

En caso de que la lesión lo requiriese, se podrían aplicar otro tipo de técnicas como EPI, neuromodulación, láser o diatermia entre otros.

Prevención de la rotura fibrilar

Para la prevención de este tipo de lesiones, es clave llevar a cabo una buena preparación física enfocada al deporte que se practique. De igual modo, es necesario seguir una progresión adecuada en cuanto a intensidad y volumen, llevando un buen control de la carga.